sábado, 18 de abril de 2009

Es que me siento ahora una Peter Pan, NO QUIERO CRECER. Quiero volver a estar en primer grado, cuando lo único que soñaba era estar en tercero y veía tan lejos esto de estar ya saliendo. Pero no se puede.

Además, las responsabilidades llegan todas del cielo como un piano en dibujo animado, o ¿será que sólo me pasa a mí?. Pero no, no creo, si mis compañeros andan todos en las mismas. Y lo peor es que los grandes nos dicen cosas vacías de esperanza como “es el curso natural de las cosas”, “yo también lo viví”, “no es para tanto” y cosas por el estilo.

Yo creo que más que el miedo a las responsabilidades y a meter la pata, es el miedo a convertirnos en adultos graves. De esos que no creen en la magia de la vida, que todo lo ven desde un prisma de pesimismo disfrazado del realismo que les ha dado la universidad de la vida, que prefieren quedarse con sus prejuicios que abrir su mente a nuevas experiencias, opacos, fomes, preocupados de cosas “serias”. Y me pregunto yo: qué más serio que vivir la vida con todas las cosas que te trae y aprovechar cada momento ?. Miedo a empezar trabajando para vivir y terminar viviendo para trabajar.

Así que sí, no están equivocados, estoy asustada, y más encima es un miedo nuevo, así que ni siquiera sé como enfrentarme a él. Pero como afortunadamente todavía tengo gran parte de ese pensamiento mágico que caracteriza a los niños, seguramente pensaré que me convierto en la chica maravilla o en Sailor Moon y que el poder del prisma lunar me ayuda a llegar a la adultez pero siendo no una adulta, sino más como una adultescente, que es una mezcla que me hace sentir mucho más cómoda.